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Los errores más comunes al digitalizar un taller

Desde El Blog del Taller Eficiente no nos cansamos de insistir en los beneficios que aporta a tu negocio la adopción de herramientas informáticas en la gestión del día a día. Más teniendo en cuenta los retos que plantean los grandes cambios que se están viviendo tanto desde el punto de vista empresarial como de la vida privada de las personas.

En este escenario digital, las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental en la transformación de las empresas, dando lugar a nuevos entornos, más competitivos, en los que existen algunos riesgos que deben tenerse en cuenta.

En este contexto, es necesario que todo responsable de taller que quiera dar el salto a la digitalización de su negocio tenga en cuenta los errores más comunes entre las pymes cuando intentan digitalizar su negocio.

No establecer una estrategia global


En primero de ellos ya lo hemos comentado en este blog, pues la transformación digital de un negocio no debe ser nunca una estrategia aislada, sino que debe estar alineada con la estrategia global de negocio de la empresa. Sólo de esta forma se logra la optimización de los recursos disponibles.

No adaptarse al cambio ni evolucionar continuamente


Hoy en día, cualquier sector de actividad económica evoluciona rápidamente, en especial el de las nuevas tecnologías. Por eso, es importante mantenerse informado de las tendencias, ir adaptándose a ellas e irlas incorporando progresivamente a tu negocio, ya que esto se traducirá en un aumento de tu productividad y competitividad.

Duplicar tareas


Digitalizar tu taller no sólo implica un cambio en los procesos, sino también un cambio de mentalidad. Supone una pérdida de tiempo y disminuye nuestra productividad si, además de realizar los procesos de forma digital, continuamos llevándolos a cabo como se hacía anteriormente. Se trata de ser los más eficientes posible y aprovechar nuestros recursos al máximo.

Intentar abarcar todo


Una tendencia generalizada es querer implantar todas las soluciones existentes desde el primer momento. Esto, además de ser poco productivo, es un error y puede resultar muy costoso para la empresa. Es importante conocer el nivel de madurez digital de nuestro negocio y, en función de ello, decidir qué soluciones tecnológicas son más convenientes. El proceso de transformación digital es progresivo.

Adaptarse solo al mercado y no al cliente


Los clientes cada vez poseen más información y, por tanto, su capacidad crítica es mayor. Por ello, además de observar el mercado y ver qué está haciendo la competencia, es importante  analizar a nuestros potenciales clientes, a través de sus comentarios y valoraciones en los espacios destinados a tal fin. Si se explota esa información correctamente, podremos obtener interesantes resultados sobre cómo continuar con nuestra estrategia de negocio.

Dejar la formación tecnológica de lado


Implantar soluciones tecnológicas que mejoren la competitividad y productividad de nuestro negocio es una buena decisión, pero casi tan importante como esto, es conocer bien cómo funcionan para poderlas sacar el máximo partido. Por ello, la formación es una necesidad básica, que además permite estar siempre informado de las continuas novedades.

No contar con ayuda y asesoría experta


Una de las situaciones más comunes es que la empresa se encuentre perdida, no sepa qué soluciones son las más adecuadas para su negocio y termine tomando decisiones equivocadas. Por eso, es importante contar con la ayuda de un experto que analice las distintas áreas del negocio para conocer el nivel de madurez digital, y así poder aconsejar acerca de las soluciones más adecuadas. Además, esto permitirá a la empresa contar con un asesoramiento sobre el funcionamiento y puesta en marcha de estas soluciones.

No adoptar soluciones Cloud


Disponer de una solución cloud computing en lugar de un sistema instalado en la red local de la empresa ofrece múltiples ventajas. Además, de un importante ahorro de costes de adquisición, instalación, mantenimiento, actualización y hardware (servidor), estas soluciones permiten acceso en cualquier momento y desde cualquier lugar.

Asimismo, no requiere un despliegue de infraestructuras físicas; su actualización es continua, ya que se realiza de forma automática para el usuario; su implantación es rápida, así como el retorno de la inversión. Por otro lado, las medidas de seguridad para proteger la información son mejores y permite pagar sólo por aquello que realmente se usa. Y lo más importante, permite despreocuparnos del software y hardware para centrarnos en el negocio.

Nula estrategia en redes sociales y contenidos


De forma general, se asocia el uso de las redes sociales a un medio publicitario, pero lo cierto es que tiene muchas más aplicaciones. Además de las distintas opciones disponibles en función de la red social que utilicemos, que nos permitirá compartir un tipo de contenido u otro, la idea general es aportar valor añadido a los clientes. Es decir, las redes sociales no deben ser únicamente un medio para publicitar nuestros productos o negocio, sino también un medio de atención al cliente y para aportar contenidos de interés, por ejemplo, relacionados con nuestro sector.

Asimismo, un error muy común es crear perfiles en todas las redes sociales y poco a poco dejar de usarlos, lo que provoca una mala imagen de cara al cliente. Por tanto, es mejor decidir qué redes sociales son las que nos conviene usar en función de nuestro negocio (no necesariamente deben ser todas) y asegurarnos de que se actualizan contenidos de forma periódica para generar interés. Lo mismo ocurre con la página web, cuya actualización constante también es necesaria.

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