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La empresa familiar ante la pandemia: las estrategias que articularon su respuesta y otras claves

La crisis económica surgida de la sanitaria provocada por la COVID-19 ha puesto a prueba a las empresas familiares españolas, que tuvieron que adaptar sus negocios a un entorno de restricciones a la movilidad, paralización de las cadenas de suministro y caída del consumo y la confianza.

Unas empresas cuyas principales características son su resiliencia, agilidad y esa capacidad de adaptación y que, precisamente, les han permitido responder de forma efectiva a los desafíos que han tenido que afrontar en los últimos meses.

El 89% de las empresas españolas son familiares. Ellas generan el 67% del empleo y el 57% del PIB del sector privado. Por tanto, su visión es fundamental para entender los cambios que ha experimentado el contexto corporativo y las posibles soluciones que impulsarán la recuperación y el crecimiento en los próximos años.

En esas soluciones, los valores corporativos y el propósito adquieren especial relevancia. Para la empresa familiar, el prestigio de la compañía es el prestigio de la familia. Por esa razón, más allá de aspectos financieros u operativos, el componente humano, es decir, el cuidado de los profesionales, los clientes y los proveedores, se sitúa en el centro de sus planes de negocio y se refleja en cada una de sus decisiones.

Estrategias de las empresas familiares

Así lo manifiestan los directivos que han participado en el Informe de empresa familiar 2021, en el que la consultora KPMG ha analizado las medidas que adoptaron ante la irrupción de la pandemia y la estrategia que están siguiendo para combatir los efectos de la COVID-19 sobre su negocio y volver a la senda de la prosperidad.

En este sentido, el estudio ha identificado tres estrategias en torno a las que las empresas familiares articularon su respuesta ante la pandemia:

  • Responsabilidad social: orientada al bienestar común de la sociedad y a satisfacer las necesidades de los stakeholders (público de interés —empleados, proveedores, clientes...—). Esta estrategia se articula en torno a los valores de la empresa y tiene como objetivo mantener su reputación. Las empresas familiares están estrechamente vinculadas a las comunidades en las que desarrollan su actividad y el prestigio de la familia viene determinado por la responsabilidad y empatía que demuestren con los grupos de interés en la toma de decisiones.

  • Transformación del negocio: respuesta reactiva frente a los primeros efectos de la COVID-19, pero proactiva para garantizar el crecimiento y la adaptación del negocio en un entorno cambiante.

  • Cautela: foco en comprender el impacto generado por la pandemia en su negocio y sector y en analizar la respuesta de sus competidores. Las empresas familiares que han optado por esta estrategia han mostrado una especial preocupación por la retención del talento y el bienestar de sus empleados.


Impacto y reacción a la pandemia

La incertidumbre generada por la pandemia incidió directamente en la facturación de la empresa familiar española. Hasta octubre, cuando la segunda ola obligó a imponer nuevas restricciones, el 63% de ellas vio que sus ingresos habían disminuido con respecto a los niveles que registraban antes del estallido de la COVID-19.

No obstante, uno de cada cuatro encuestados mantuvo sus ventas, mientras que un 12% las incrementó (un 5% porque había sido capaz de adaptar su producto a un entorno en remoto, un 4% porque se había adaptado a la emergencia sanitaria y un 3% porque supo responder a las nuevas necesidades del mercado). 

Fuente: Informe de empresa familiar 2021 de KPMG

Por sectores, la caída de la facturación fue más generalizada entre las empresas familiares dedicadas al alojamiento y restauración, construcción e industria. Ante un escenario complejo e incierto, era necesario tomar decisiones rápidas, que garantizasen la viabilidad del negocio. Uno de los factores determinantes en su capacidad de respuesta fue la situación de la tesorería. 

De acuerdo con los datos de la encuesta, las empresas familiares españolas contaban con liquidez suficiente para afrontar nóminas y gastos durante cerca de nueve meses (8,71) de media cuando irrumpió la pandemia.

En un contexto en el que el balance financiero de la compañía estaba en riesgo, era necesario redefinir la estructura de costes, proceso que afectó especialmente a los gastos de oficina: el 46% de las empresas familiares en España los redujo (frente al 58% en todo el mundo). Asimismo, los presupuestos de marketing y los inventarios fueron las otras dos áreas en las que más compañías familiares disminuyeron su inversión (39% y 30% de los encuestados, respectivamente). 

Mientras, los ajustes que las empresas familiares tuvieron que aplicar en los primeros meses de la pandemia afectaron también al empleo. Hasta octubre, la plantilla de las empresas familiares se había reducido un 7% en comparación con las cifras registradas antes de la COVID-19.

El 37% de las empresas familiares optó por reducir la jornada de sus empleados y un 35% congeló las
contrataciones. Asimismo, una de cada cinco aplazó o disminuyó la retribución de sus ejecutivos y analizó métodos alternativos de compensación.

Cuatro perfiles de empresas familiares y su respuesta

En España, la responsabilidad social ha sido la estrategia más seguida por tres de los cuatro perfiles de empresas familiares que KPMG ha determinado en función de la distribución del accionariado y de si el CEO forma parte o no de la familia propietaria:

Family corporation: el CEO no pertenece a la familia y las acciones se distribuyen entre muchos accionistas (familiares y potencialmente no familiares). Son las más antiguas (el 30% están
dirigidas por la 3º generación o superior).

Family consortium: el CEO forma parte de la familia, pero la distribución de las acciones es dispersa. Son las de mayor tamaño (el 40% son grandes empresas).

Family venture: el CEO es parte de la familia y las acciones se concentran en un número reducido de familiares. Son las segundas más jóvenes (una de cada cuatro todavía está dirigida por miembros de la 1ª generación) y de menor tamaño (el 57% son pequeñas).

Family enterprise: el CEO no es un miembro de la familia, pero un número reducido de familiares posee la mayoría de las acciones. Son las más pequeñas y jóvenes (el 69% son pequeñas y el 56% están dirigidas por miembros de la 1ª generación).

Fuente: Informe de empresa familiar 2021 de KPMG


En España, la estrategia basada en la responsabilidad social ha sido la más común entre las empresas en las que la distribución de las acciones es más dispersa: más de la mitad de las organizaciones que se encuadran dentro del perfil family consortium la han marcado y entre las del segmento family corporation roza ese porcentaje.

La responsabilidad social también ha sido la estrategia más seguida entre las compañías del perfil family venture, lo que constituye una diferencia con respecto a los datos registrados a escala global, donde se ha primado la cautela. Las empresas que se enmarcan dentro del segmento family enterprise han optado preferentemente por una estrategia basada en la transformación.

De acuerdo con KPMG, los directivos de las empresas familiares apuestan por apoyarse en los valores distintivos como palanca del crecimiento: la importancia del equipo humano, la relación con los proveedores y la cercanía con los clientes son garantía de éxito, sin olvidar la necesidad de optimizar el modelo operativo con el foco puesto en incrementar la productividad y la competitividad.

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