Al menos eso se ha podido ver en los meses de abril y mayo (último mes con datos disponibles y ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística) en los que el pleno confinamiento y el primer mes (incompleto) de desescalada ofrecieron cifras muy distintas pero que, de momento, no compensan el terreno perdido.
Ya vimos cómo se comportó la factura del taller en el primer semestre del año. Ahora, analicemos por partes el comportamiento de la cifra de negocio en tres variables: variación respecto al mes anterior, respecto al mismo mes de 2019 y variación de la media de enero a mayo.
Variación mensual
En el primer indicador, observamos los datos más llamativos. Así, mientras enero vio una caída de los ingresos del 1,6% respecto a diciembre, febrero supuso un pequeño empeoramiento frente a enero (la cifra de negocio bajó un 4%).Hasta aquí todo más o menos normal, si bien con una tendencia a la baja nada habitual en los meses precedentes. Y en este escenario llegó marzo, mes en el que se produjo una bajada del 31,7% en la facturación en comparación con febrero, afectado por la entrada en vigor del estado de alarma el día 14. Y si la caída fue llamativa, aún más fue la de abril que alcanzó el una bajada de la facturación del 58,5%, teniendo en cuenta que marzo ya había sido malo.
Aunque muchos talleres habían tenido que cerrar sus instalaciones, otros muchos las mantuvieron abiertas, y aunque los pasos por taller no pudieron ser, ni de lejos, ‘normales’, la actividad mantuvo cierto pulso.
Un pulso que se comenzó a recuperar con mayo, y con el comienzo de la desescalada. Así, tras dos duros golpes a la cifra de negocio de las empresas dedicadas al Mantenimiento y Reparación de vehículos, la facturación en mayo se disparó hasta un +118,9%. Cuando pueda sonar muy llamativa, este incremento no es un aumento realmente importante teniendo en cuenta hasta dónde se había hundido el negocio en abril.
Variación anual
Este indicador pone a la cifra de negocio frente al espejo de 2019 y aquí también vemos datos llamativos. Mientras enero y febrero arrojaron cifras positivas (lo cual indica que no fueron meses tan malos para la facturació de los talleres como podían sugerir las caídas mensuales (+4,3% en enero frente a enero de 2019 y +1,6 en febrero respecto a un año antes), en marzo la caída se fue al 35,5%.En abril, como cabía esperar, el desplome de los ingresos frente al mismo periodo del ejercicio anterior se fue al 72,4%, mientras que mayo (lejos del 'lustre' del llamativo crecimiento mensual de casi el 120%), los ingresos casi cayeron a la mitad de lo que se facturó en mayo en 2019 (una caída del 44,2).
Con todo, la variación de la media de enero a mayo nos dice que la caída de la facturación se situaba en un 38,1%, frenándose el ritmo que había cogido dicha media de enero a marzo (-17,5%) y que casi se duplicó en abril (-34,8%).
Con estos datos sólo cabe esperar que los meses siguientes, coincidiendo con el fin de la desescalada y la llegada de las vacaciones consiga atenuar el golpe. La percepción general es que junio, julio y agosto han sido meses de mucha actividad ¿Cómo será el último cuatrimestre? Visto lo visto, todo dependerá de la evolución de la pandemia...
Mientras, por parte del taller, sólo cabe cumplir con tres premisas: eficiencia, productividad y orientación al cliente, para rentabilizar al máximo todas y cada una de las operaciones.
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